S i has soñado con pirámides, momias y un río que parece sacado de otro mundo, Egipto tiene que estar en tu lista de destinos, sí o sí. Con su historia milenaria, su caos encantador y la amabilidad de su gente, este es un país que te atrapa desde el primer momento. Un viaje en el que se camina por donde lo hicieron los faraones y se navega por el legendario Nilo, en uno de los cruceros más especiales que vas a vivir en la vida y con el que, además, puedes conseguir un 5% de reembolso en tu tarjeta EROSKI club para próximas compras. ¿Te lo vas a perder? El Cairo, caos con alma En la ciudad que te recibe con abrazos de claxon, humo de narguile y sonrisas, es imposible no sentirse un poco abrumado los primeros minutos: el tráfico parece una coreografía sin guión, pero todo funciona. El Cairo es una mezcla entre lo moderno y lo milenario. Por un lado, hay barrios como Zamalek, con cafés bellísimos y librerías que bien podrían estar en cualquier capital europea. Y por otro, están los callejones de Khan el Khalili, el bazar más antiguo de la ciudad, donde cada rincón parece sacado de Las mil y una noches. No se puede hablar de El Cairo sin mencionar a las reinas del lugar: las pirámides de Guiza. Aunque se hayan visto mil fotos, nada prepara para disfrutar en directo de su grandiosidad. Junto a ellas, la Esfinge vigila el curso de la historia. Y tú no podrás evitar la tentación de hacerte la foto simulando besarla. En la plaza Tahrir, en el corazón de la ciudad, está el Museo Egipcio, donde se custodia el ajuar de Tutankamón con su famosa máscara dorada. También hay momias, estatuas, joyas y objetos que te hacen pensar en cómo pueden haber durado tanto tiempo. Un crucero mágico por El Nilo Después del caos de El Cairo, llega el momento del crucero por el Nilo que, generalmente, comienza en Luxor o Asuán, a donde se llega en avión desde la capital egipcia. El Nilo no es solo un río: es la columna vertebral de Egipto. Todo lo importante, desde la agricultura hasta la religión, giró siempre en torno a sus aguas. Navegarlo es ver el país desde su arteria más vital. Y es la forma de dejarte seducir por la magia de sus aguas. Luxor, un gran museo al aire libre En Luxor, calificado por muchos como el mayor museo al aire libre del mundo, todo es grandioso, desde el Templo de Karnak, que parece hecho para gigantes por sus altísimas columnas cubiertas de jeroglíficos que cuentan historias de conquistas, dioses y rituales, hasta la gran avenida de las Esfinges. Al otro lado del Nilo, en la orilla occidental, se encuentra el Valle de los Reyes con las tumbas de los faraones más poderosos. Entrar en ellas es como meterse en un cómic tallado en piedra. Colores vivos, pasillos llenos de símbolos y cámaras funerarias que parecen sacadas de un videojuego antiguo. Si te interesa el misterio, no te pierdas la historia de la tumba de Seti I, una de las más grandes y profundas. Asuán, el cambio en el curso de la historia Tras las escalas en Edfu y Kom Ombo, el crucero termina en Asuán, una ciudad más tranquila que El Cairo o Luxor. Tiene un ritmo relajado, un aire nubio muy especial y un mercado que es ideal para comprar especias. Uno de los lugares más bonitos es el Templo de Philae, que fue trasladado piedra a piedra a una isla para salvarlo de la subida del Nilo tras la construcción de la presa de Asuán. El templo, dedicado a la diosa Isis, está rodeado de agua, lo que le da una atmósfera única. Llegar en falúa, al atardecer, es un momento inolvidable. En Asuán también se puede visitar la presa alta, que cambió para siempre el curso del Nilo, y el Obelisco Inacabado, una piedra colosal que muestra cómo trabajaban los antiguos egipcios. Abu Simbel, la joya del sur Y por si todo esto fuera poco, todavía queda Abu Simbel, a donde se puede llegar en avión o en autobús (previo madrugón para realizar un trayecto de varias horas por el desierto, pero el esfuerzo merece la pena). Abu Simbel es, simplemente, épico. Dos templos gigantes excavados en la roca, dedicados a Ramsés II y a su esposa Nefertari, que se salvaron de las aguas en los años sesenta del siglo pasado, gracias a ingentes trabajos de ingeniería para trasladarlos de su primigenia ubicación al lugar que ocupan ahora. En definitiva, Egipto no es solo historia: es una experiencia que te queda grabada para siempre. Una aventura épica que querrás repetir una y mil veces. viajes EGIPTO SIN PERDERTE NADA PERDERTE EN